9.17.2011

¿Crimen perfecto? Eso creyó…
“El asesino espera su juicio y su sentencia”

Una semana después del asesinato del señor Fernando González,  de 34 años, estuvimos en la escena del  crimen, Parque Nacional Santa Teresa, donde dentro del estanque se encontró el cadáver de Fernando. Allí estuvo  la familia del asesino que, a su vez, es la  familia de la victima. Por lo que se pudo establecer, Julián Chapars, el asesino, le debía mucho dinero a  su primo Fernando González. El propio asesino se habría entregado, el asesino espera su juicio y su sentencia.

"El dia del asesinato de Fernando,  me levanté temprano como todos los días. Comencé mi   rutina, la de todos los guardabosques, fui a ver la flora y fauna que se halla dentro del sector del parque nacional a mi cargo. Antes de salir,  cuando estaba desayunando escuché un auto, no me preocupé, pero cuando iba a ir  a alimentar a mi perro Pucho, escuché reír fuertemente a una persona,  era  Julián Chapars.
Me acerqué al estanque donde estaba Julián, distante pocos  metros de donde se había encontrado el cuerpo de Fernando. El se veía nervioso, sobre todo cuando estaba llegando el camión,  que traía a los obreros y los equipos para vaciar el estanque. Se puso pálido, me dijo que estaba muy ocupado y que sólo había bajado del auto para tomar un poco de aire, a continuación, sin mediar palabra se subió al auto y se marchó".
Este fue el testimonio de Fermin Lowen del guardabosque del lugar en el que apareció el cuerpo de Fernando.

Otros de los testimonios es el de la esposa de Fernando, Lola Walsh.
Ella refirió que ese día Fernando,  le habría dicho que tenía que ir a ver a su primo porque que le debía algo, sin mayor especificación: “Se fue muy temprano, me dijo que volvería para el almuerzo, me pidió que le hiciera  empanadas  de carne,  sus favoritas, pero no llegó, nunca llegó,  a  saludar a nuestra hija de  tres añitos. A las  11 de la mañana, me empecé a preocupar por él, debido a que Laura, nuestra hija, comenzó a preguntar por su padre. Ya cuando el reloj marcaba las 12, hice el primer llamado, el primer llamado que no atendió, lo llamé 20 veces a su celular, llamé a la policía y comenzaron la búsqueda, hasta que recibí un llamado del celular de Fernando y alegremente atendí, pero escuché otra voz, para mí desconocida: era el Comisario Gabriel Rodríguez, que me dijo que su primo Julián lo habría matado, y que ya se había entregado”. Ella no nos quiso contar nada más y respetamos su decisión.     

Esto demuestra que, para algunos, el dinero vale más que la vida de las personas.




Reportaje especial de Luis Arriazu