4.29.2011

¿Casamiento o independencia?
El príncipe, harto del encierro real, se escapa con su único amigo plebeyo a un Pub del Downtown, toma algunas cervezas, baila hasta el amanecer con una hermosa doncella, que era en realidad, Cenicienta, quien cansada del maltrato de sus hermanas y su madrastra, también había optado por escaparse para divertirse con amigos.
Williams o Willy como le dicen sus amigos, encuentra una Zapatilla roja número 35. y lo asocia inmediatamente este objeto con la persona con la que había estado toda la noche saltando y bailando como nunca antes en su vida.
Comienza a buscar hasta que  descubre que la “Converse” era de Cenicienta, y sale corriendo a buscarla para  pedirle casamiento.

Ella lo escucha y  posterga la  respuesta, le resulta muy anticuado casarse o formar una familia sin desarrollarse como profesional o mujer, además no quiere atarse a las conservadoras costumbres reales. Nunca creyó que era para ella ese estilo de vida.

 El Príncipe se va, sin entender que rechacen su propuesta de casamiento real.
Cenicienta es bella y muy inteligente.Quiere conocer el mundo, quiere ser independiente.Por eso Ella elige la universidad, empieza a buscar, en la “Global Village”, a que universidad  ir.
Tiempo más tarde, Cenicienta le manda un e-mail explicándole, al pobre Príncipe enamorado, que no quiere casarse con él porque quiere ir a la Universidad.Comienza a estudiar en la Universidad, y se recibe de médica años después de aquella difícil decisión.
Sin embargo, ella jamás olvidó la noche en que lo conoció.

Cuando Cenicienta volvió orgullosa a visitar a su familia, ella  fue a su posada en el pueblo, ya se había acostumbrado a vivir sola.Y no soportaba a sus hermanas.
Al llegar, reconoció en la entrada de la posada,  los ojos del que en su infancia había sido el hijo del panadero y justamente los mismos ojos que la noche en la que conoció a Willy, la miraban desde la barra, sin decir una sola palabra.
Su nombre era Ronnie. La había amado en silencio.
Fue así que Cenicienta se dio cuenta que la persona de que la había amado en silencio desde el primer día que la vio y que la dejó libre para buscar su destino sin meterse en sus decisiones había sido su  amigo plebeyo, el hijo del panadero, justamente aquel con quién Willy compartía solo en su juventud algunas noches de diversión.

A los pocos días, ella partió nuevamente, sólo que esta vez, se fue sin mirar atrás, llevando a su lado a Ronnie, con quien decidió pasar –en principio- el resto de sus días.